En los últimas décadas, frente a la necesidad de trasladarnos de una manera rápida y eficiente en las grandes ciudades, han aumentado notablemente los viajes en bicicletas.
Dentro de este crecimiento del uso de la bici han llegado a ocupar un importante lugar las bicicletas eléctricas. En Europa ya hace años que son moneda corriente y una gran solución para personas que necesitan realizar distancias largas, para personas mayores y para los que no quieren llegar transpirados al trabajo aunque también la tendencia crece cada vez más para uso deportivo y recreacional.
Desde su nacimiento, las ebikes no han parado de crecer en el mercado y evolucionar a nivel de diseño y tecnologías.
Entre los ya habituados al uso de la bicicleta existen muchos mitos y prejuicios, sobre todo en relación a la creencia de que con una bicicleta eléctrica no necesitás pedalear, pero esto no es así, ya que esencialmente sigue siendo una bicicleta. Al igual que en los modelos tradicionales, es necesario pedalear, pero en este caso con la ayuda de un motor eléctrico que asiste al pedaleo. Con esta ayuda llegaremos menos cansados y/o transpirados a destino en el caso de un traslado urbano y podremos recorrer muchos más kilómetros o hacer tramos con grandes desniveles sin bajarlos de la bici, en el caso de un uso más deportivo o recreacional.
Otra gran ventaja de las bicicletas eléctricas es ponernos en igualdad de condiciones si salimos en grupo con ciclistas más entrenados que usan bicicletas normales, permitiéndonos ir a la par.
En próximos posteos ampliaremos el tema con detalles más técnicos.