La luz es el mejor elemento de seguridad activa que puede tener un ciclista que circula en un medio en convivencia con otros vehículos y peatones.
Como se aprecia en la foto, los ciclistas sin luces son difíciles de visualizar ya que no contrastan frente a los variados focos lumínicos que suele haber en la calle. Para circular en la ciudad es necesario contar con luces que permitan hacerte visible e identificable como ciclista.
Éstas no iluminan el camino pero advierten a los vehículos que te rodean. Las luces delanteras son de blancas mientras que las traseras son rojas. Es imprescindible usar ambas con el fin de ofrecer una excelente visibilidad a todos los vehículos que compartan la calle con vos, incluso es recomendable usarlas durante el día. También podés complementarlas con luces en el casco o en el cuerpo (bandas reflectivas).
En rutas o caminos rurales donde no hay iluminación pública y es necesario ser vistos a mayor distancia, necesitamos una luz trasera de alto poder lumínico y otra delantera aún mayor para ver mínimamente el camino.
Si te preocupa la huella tóxica que dejamos al descartar baterías, la mejor opción es utilizar luces recargables. Existen las que se recargan por fuentes USB y las solares.
Muchas veces pensás que vas a llegar a tu casa de día pero algún imprevisto o cambio de planes pueden hacer que te encuentres pedaleando con poca luz o de noche, con lo cual es imprescindible llevar las luces siempre.