Desde hace tanto tiempo el tránsito motorizado desplazó a la bici de la calzada que muchos ciclistas todavía salen a la calle con miedo o culpa. Como pidiendo permiso circulan pegados al cordón de la vereda o casi rozando las puertas de autos estacionados.
A quienes recién empiezan con la bici, probablemente esto los hace sentir más seguros, pero la realidad es que circulando de este modo se ponen en mayor riesgo. Pedaleando muy cerca del cordón tenemos dos contras: somos más difíciles de ver en la calzada y le otorgamos un excelente ángulo de giro a cualquier auto que circule a nuestro lado o que venga desde atrás. De esa forma un conductor tiene vía libre para girar rápidamente en una bocacalle y cortarnos la trayectoria.
Por otro lado, al pedalear muy cerca de autos estacionados, nos ponemos en riesgo ante cualquier puerta que se abra, lo que se conoce en la jerga como dooring.
Txt. Isabel Garciía para www.laguiabaiker.com